miércoles, 4 de marzo de 2015

LENGUA ORAL EN LOS PRIMEROS AÑOS

Hablar y entender lo que otros dicen parecería ser algo que los niños pequeños  aprenden de manera natural y sin esfuerzo. Antes de entrar a preescolar, entre los dos y los tres años de edad, los niños son capaces de comunicarse de una manera simple pero efectiva: piden objetos o ayuda, logran que alguien se comporte de cierta manera (que los carguen, que los lleven afuera, etcétera), llaman la atención de las personas que los rodean, escuchan y siguen historias sencillas, siguen alguna instrucción, expresan sus intereses, gustos y disgustos, piden explicaciones (por ejemplo, cuando preguntan “¿por qué?”). También empiezan a “hacer como si” y a crear mundos a través del juego simbólico y la imaginación. 
La mayoría de las personas que les son familiares pueden entender sus mensajes o expresiones. Conocen palabras para designar casi todas las cosas y personas que están en su entorno cotidiano. Su desarrollo es extraordinariamente rápido y complejo. Y, sin embargo, no hablan como adultos ni pueden entender todo lo que otros dicen y cuentan.

Un periodo crítico para la adquisición del lenguaje es entre los tres y los seis años de edad. En ese lapso los niños aprenderán a hablar “bien”, aunque con un lenguaje menos complejo que el de los adultos. Su desarrollo en estos años, que corresponden a la etapa preescolar, determinará en gran medida su desarrollo y sus posibilidades académicas y sociales futuras como personas en la sociedad, en la escuela, en el trabajo y con sus amigos y familiares. 

Lograr un lenguaje lo más complejo posible implica mucho esfuerzo por parte del niño y de los adultos que lo rodean. Los educadores tienen un papel central en este proceso.

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